Concierto Luna en Joy Eslava dentro del American Autumn

Texto: Pablo Luque

Las segundas etapas de bandas con pasado ilustre no siempre salen bien: conciertos sólo a base de tocar grandes éxitos, y quizás la edición de algún disco mediocre hecho a la carrera que sólo sirve como excusa para girar y cobrar el caché. Sin embargo, esa no es la situación de Luna.

No es que los neoyorquinos fueran un grupo de masas, pero sí uno muy respetado. Se separaron en 2005 y volvieron una década después, si bien es cierto que no ha sido hasta ahora cuando han editado nuevo material, y lo han hecho a su manera, con un disco de versiones y un EP instrumental. Con esos dos trabajos bajo el brazo, pasaron por una muy concurrida (y expectante) sala Joy Eslava de Madrid, como parte del ciclo American Autumn SON Estrella Galicia.

Crónica Luna Joy Eslava

Crónica Luna Joy Eslava

La noche empezó con Ramírez Exposure, alias de Víctor Ramírez, talento precoz que durante una buena media hora mantuvo muy atentos a los presentes con su dream pop alegre y desenfadado. Pañuelo rojo al cuello, voz nasal, guitarra en limpio, todo lo que tiene que ver con Ramírez parece sacado de otra época: sus canciones podrían ser la banda sonora perfecta para el baile de graduación de un instituto americano de los años setenta. Su último disco, “Young is the new old”, es un ejercicio brillante que en directo funciona muy bien incluso en formato trío, perfecto para abrir la noche antes de que llegaran Luna.

Ramírez Exposure se despidieron con su single “Hazel Love” y para entonces la sala ya estaba llena. Por la edad media, parecía bastante obvio que los asistentes eran fans de Luna ya antes de su primera (y esperemos que última) disolución. De lo que no cabe duda es de que había muchas ganas de verlos, y eso que ya pasaron por aquí hace un par de años, justo después de volver a reunirse.

Concierto Luna Joy Eslava

El cuarteto comandado por Dean Wareham salió al escenario y empezó a sonar “Fuzzy Wuzzy”, una canción hipnotizadora que va subiendo poco a poco, antesala perfecta de lo que sería el resto del concierto. Canciones intensas pero de ritmos pausados, plagadas de efectos de guitarra que las hacen sonar a cualquier tipo de instrumento. Es más que evidente que llevan décadas tocando juntos, son una máquina perfectamente engrasada que tiene un estilo muy marcado a la vez que amplio, vigente y con muchas posibilidades en años venideros.

 

Saben llevar a su terreno cualquier canción; tanto, que un tercio del setlist fueron versiones de otras bandas, varias de ellas incluidas en su nuevo disco “A sentimental education”, exclusivamente formado por piezas de otros artistas. Sonaron, entre otras, “Fire in Cairo” de The Cure o “Let me dream if I want to” de Mink DeVille. Incluso se atrevieron a hacer algo que sonaba muy claramente a homenaje a Tom Petty, alargando el final de uno de los temas hacia la “American Girl” del recientemente fallecido músico de Florida.

Crónica Luna en Joy Eslava dentro del American Autumn

Los cuatros componentes de la banda son músicos fenomenales que dan la sensación de tocar a la mitad de sus capacidades; porque no lo necesitan, hacen de la simplicidad su arte, y van a la sofisticación cuando les apetece. No se olvidaron de grandes éxitos como “Malibu Love Nest”, “Chinatown” o la final “23 minutes in Brussels”, ya en el segundo bis, que con un ritmo galopante cerró una noche fantástica para comenzar la semana, como gritó alguien desde el público: “not bad for a Monday!”. Luna miran hacia adelante, respaldados por un pasado brillante.

 

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