SON Estrella Galicia no es un festival, es otra historia. Y no lo decimos nosotros, lo dicen las 300 personas que este fin de semana han disfrutado de la paradisíaca isla de Formentera gracias a un evento que ha sido capaz de aunar de forma sostenible música (con un cartel secreto al más puro estilo Sinsal), gastronomía y naturaleza en la más pequeña de las Islas Baleares.

Pasear por Formentera y hablar con sus lugareños es darse cuenta de que esta isla que a penas alcanza los 5.000 habitantes en invierno y que supera los 12.000 en verano, es uno de los grandes secretos del Mediterráneo. No solo por sus gentes, acogedoras, amables, ávidas de enseñarnos la riqueza de una tierra de a penas 20 kilómetros de largo y dos de ancho. También porque parece que en ella aún queda algo de aquellos locos años 60, cuando músicos de la talla de Bob Dylan, The Rolling Stones o Jimi Hendrix vieron en Formentera un refugio en el que buscar paz y amor. Como decimos, aquellos locos 60.

Gran parte de la magia y la belleza de Formentera reside en la planta que precisamente ha sido la protagonista de este fin de semana: la Posidonia. Y es que, gracias a SON Estrella Galicia Posidonia y las actividades paralelas que nos tenía guardadas el festival, hemos conocido de primera mano, con expertos y biólogos, algunos datos sobre la Posidonia, como por ejemplo, que es el ser vivo más longevo del planeta tierra y que se estima que posee unos 100.000 años de vida. También los peligros que la amenazan. Unos problemas que SON Estrella Galicia, en colaboración con el proyecto Save Posidonia Project, intentará paliar donando el 33% de cada entrada al estudio y conservación de esta planta culpable del azul cristalino que poseen las playas de la isla.

Posidonia

Posidonia

Adaptándonos al entorno

Teniendo todo esto en cuenta, la primera edición de SON Estrella Galicia Posidonia ha querido fomentar el turismo sostenible y preservar el valor natural de Formentera, es por eso que los escenarios se adaptaron a cada rincón de la isla. Gracias a ello, pudimos disfrutar de las canciones de Maria Rodés (España), Partisan Seed (Portugal), Christina Rosenvinge (España), Le Parody (España), Sam Lee (Reino Unido) y Raoul Vignal (Francia) en formato acústico y para un grupo muy reducido de personas.

 

Posidonia

Estos formatos se integraron dentro de “Walkabouts” o rutas por la Formentera más desconocida que nos brindaron la oportunidad de conocer emblemáticos lugares como el Parque Natural de Ses Salines, protagonista de los walkabouts del sábado por la mañana. Bordeando las salinas, que siglos atrás fueron fuente de riqueza de la isla y hoy son un espacio protegido de gran valor ornitológico, caminamos por las playas de levante, sentimos la arena en nuestros pies y el viento en nuestro rostro al tiempo que conocimos el característico Molí de Sal, desde donde se puede apreciar el puerto de la Savina y las islas vecinas de Espalmador e Ibiza.

Pero el domingo también hubo tiempo para estos Walkabouts y tuvimos la oportunidad de dejar volar nuestra imaginación (es fácil estando en un paraíso así) y trasladarnos a las novelas de Julio Verne y ese faro del fin del mundo. Esto fue gracias a nuestra paseo por La Mola, el punto más alto de Formentera, rodeada de acantilados, bosques, caminos y sendas.

Posidonia

Contando historias, trasladándonos a tiempos pasados, cuando los piratas saqueaban la isla de Formentera y sus paisanos se escondían en lugares como la Cova Sa Ma Peluda para huir de ellos… llegamos hasta el final de uno de los Walkabouts del domingo, pero también hasta el final de las experiencias musicales de SON Estrella Galicia. Justo allí pudimos hablar con Sole, de Le Parody que describía así su paso por el festival:


Atrás dejábamos dos días llenos también de música, gastronomía y sobre todo experiencias que comenzaban el viernes justo al atardecer, quizás uno de los momentos más bellos del día en Formentera. Con esa luz indescriptible y la música de Maria Rodés, Christina Rosenvinge y Partisan Seed se daba la bienvenida a una experiencia para todos los sentidos, también el del gusto ya que minutos después los asistentes podían degustar las propuestas gastronómicas realizadas por el grupo de cocineros de Coruña Cociña, encabezados por el chef Estrella Michelín Iván Domínguez.  

El foco musical del viernes se trasladaba después de la cena hasta el centro de la ciudad, porque uno de los objetivos de SON EG Posidonia es precisamente ese, que la música sea capaz de convivir con  lugares públicos y privados. Justo al lado de la casa consistorial nos esperaba un gran piano de cola. La duda de quién lo ocuparía se disolvía poco después, cuando el italiano Vinicio Capossela hacía aparición en el escenario junto al guitarrista toledano Víctor Herrero. El dúo nos trajo un buen puñado de canciones que convirtieron la plaza del Formentera en una divertida verbena de pueblo en la que no faltaron clásicos del italiano y esas canciones “rústicas” como él las denomina, que nos mantuvieron al pie del cañón hasta pasada la media noche.

Los momentos musicales de la noche del sábado en el Blue Bar, ubicado en la Playa de Migjorn, los protagonizaron grupos encabezados por la fiereza y el desgarro de mujeres. La Dame Blanche, desde Cuba y abrazando a partes iguales el hip hop, la cumbia o un curioso reggaetón sin prejuicios, fue sin duda uno de los descubrimientos del festival. Durante más de una hora Yaité Ramos, el terremoto de mujer que hay detrás de La Dame Blanche, sorprendió, animó y cantó canciones que hablan sobre el amor, el dolor, el trabajo o las injusticias. El concierto acabó con gran parte de las mujeres que había entre el público subidas y bailando reggaeton en el escenario de Blue Bar.

Así termina un concierto de @la_dame_blanche13 ???? #SONEGPosidonia . @houston_party

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Al huracán de la Dame Blache le siguió otra banda no menos interesante, la de Ibibio Sound Machine. Una propuesta que va más allá del funk, rompiendo las barreras de este y mezclándose con trazas de electrónica e incluso música tropical. Como ya había sucedido con La Dame Blanche, fue casi imposible permanecer sentados. El fin de este concierto no solo suponía el fin de la noche del sábado, también el final de los directos eléctricos del festival. Y con estas despedidas, la sensación de haber formado parte de algo indescriptible, increíble e irrepetible que cualquier mortal debería experimentar al menos una vez en la vida.

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